Entre el mar y el cielo
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Mientras la luz del sol se fundía en el agua cristalizando el azul Océano Pacífico, las dos adolescentes caminaban por la playa y de vez en cuando fijaban la mirada en el distante horizonte. El aire del verano se sentía denso, aunque estaban sentadas en una roca cerca de la orilla del mar, el calor era un poco sofocante.
Una ola rebotó en sus pies y casi les mojó el borde de los jeans.
—¿Y tú Luisa? ¿Por quién vas a votar?
—No lo sé, ni siquiera estoy inscrita.
—¡Apúrate! Que el próximo mes ya cierran las inscripciones.
—Sandra mi amiga del alma, es que la verdad… no tengo idea de política. Pero votaría por el candidato que tenga en su plan educación gratis para cuando uno termina la escuela.
—¡Estás soñando! Eso era antes del régimen militar, hace mucho tiempo que la educación se convirtió en un negocio.
—(Luisa asombrada de la respuesta de su amiga) ¿Cómo sabes que la educación antes era gratis?
—De vez en cuando le pongo atención a mi papá cuando empieza a contar sus cuentos sobre política. Al final siempre termina enojado, se para de la mesa y dice que no quiere mezclar sabores y que se va a comer el postre más tarde.
—¡Pobrecito de tu papá! Solo hablar del tema lo pone mal. Por eso en casa mi mamá no habla de política. Y lo que veo en la televisión cuando entrevistan a alguien, no lo entiendo mucho, para mí es como tratar de entender chino.
—Pero Luisa, si lo único que tienes que hacer es informarte un poco del tema. Igual te entiendo. Cuando asistíamos a la educación básica hablar de política en el colegio estaba prohibido. Bueno, ahora ahí está el resultado; a la mayoría no le interesa, y otros que no entienden… ¿Te das cuenta? ¡Somos una masa ignorante! y vamos a cualquier lado donde nos diga el pastor.
—Sí, Sandra… y está todo bien mientras haya pasto todos los días. Hasta que al pastor se le acaba el pasto y decide dejarnos en la piel, estrujarnos hasta la última gota de leche y convertirnos en paté.
—¡Luisa! ¡Qué imaginación la tuya! Hasta me da un poco de miedo. Ya, vámonos que está saliendo el viento helado y no traje ningún yersey.
—A mí también se me están helando los brazos. ¿Oye Sandrita? ¿Y cómo está tu primo? El finito que me presentaste cuando te pasé a buscar a tu casa.
—¡Ah el finito ese! Tiene más suerte. La semana pasada él salió apurado a buscar el diario y ver sus resultados de la prueba de entrada a la universidad. Quedó en la carrera que él quería, Ingeniería Industrial. Y eso que no se preparó mucho para dar la prueba porque el año pasado anduvo casi todo el año viajando por Europa.
—Qué entretenido. ¿Qué es lo que hace para pagarse ese tremendo viaje?
—Mis tíos le regalaron el viaje cuando termino sus estudios en la escuela.
—(Luisa soñaba con sus ojos perdidos entre el mar y el cielo). A mí me gustaría viajar, conocer gente diferente y escuchar otros idiomas…
—¡Ya despierta! Oye esta noche me junto con mi primo Miguel para hablar sobre su viaje, ¿quieres venir?
—Sí, pero… ¿A dónde?
—En el mirador del Cerro Concepción, vamos a estar al aire libre así que tienes que venir abrigada.
Más tarde, Sandra y Luisa caminan un poco más apuradas que al paso normal. A lo lejos divisan a Miguel, que parece estar hipnotizado por el escenario que ofrece la noche del puerto de Valparaíso, y no responde al llamado de Sandra:
¡Miguel, Miguel tu bufanda!
Bajo la potente luz de un farol parecía no importarle que el polvo del cemento blanco de la baranda manchara su chaqueta. Ensimismado como si el resto del mundo no existiera, comenzó a recordar su año sabático en Europa comenzando por sus memorias en los aeropuertos.
Al salir de Chile su papá le dijo: «Que no se te olvide, tus documentos y dinero en el bolsillo de seguridad y siempre contigo, pase lo que pase, y cierra bien la puerta del baño». Miguel tenía aún mucho sueño por la despedida que le dieron sus amigos e hizo caso omiso de no portar objetos punzantes.
En Inglaterra el primer país donde aterrizó, en la aduana le quitaron un obsequio especial que llevaba para cortar manzana, era su favorito, por un lado era cuchillo y por el otro una pluma para escribir. Pasó tres horas en una oficina respondiendo un cuestionario absurdo con preguntas como ésta : «¿Planea usted cometer algún delito ilegal o participar en actos de terrorismo?»
Después su viaje siguió por Portugal, España, Francia, Italia, Suiza y Austria, su rostro reflejaba satisfacción y alegría…
—Desplazarse con libertad por el territorio comunitario, todos esos países recorridos y ningún control aduanero, nadie que me registrara la maleta, ni la incómoda sensación de haber comprado un souvenir equivocado, ni largas filas de espera…todo ese ahorro de trámites solo con solicitar un permiso único, mi pasaporte italiano vale oro. ¡Qué maravilla ese tratado de Schengen!, pensó. ¿Y si en Latinoamérica o mejor en toda América se pudiera viajar así…? Creo que acá falta mucho para eso, aunque en cualquier lado hay gente de mala clase que debe ser arrestada; los negociantes ilegales, los narcotraficantes, los terroristas…
Su llegada a Chile también había sido incómoda, quizás tantas horas de viaje y de nuevo sin dormir lo hacían parecer sospechoso, o a lo mejor fueron sus pantalones de colores militares, en la aduana le revisaron hasta la pasta de dientes…
Hmmm no era para tanto ¿En qué momento el ser humano perdió su sentido común?
Lo saca de su trance la voz de su prima que ya se encuentra a su lado.
—¡Hola Miguel! Mira donde fue a caer tu bufanda por allá abajo en la quebrada, si vas ahora capaz que te llegue un balazo, además no se ve mucho entremedio de los arbustos. Vas a tener que ir a recuperarla mañana en la mañana y pedir permiso para pasar por los jardines.
—No, no la voy a ir a sacar de ahí.
—Pero Miguel, si es la que te tejió tu mamá.
—¿Y qué importa más un tejido de lana o el recuerdo de su cariño?
2 Comentarios
paula
Me gustó, me transportó al lugar en donde se encontraban los personajes….y esa crítica o mirada social del diálogo de éstos reflejan harto la idiosincrasia chilena,
Abrazos y saludos desde chile!
Eduardo Castro
Hola sobrina,
No estaba consciente de que teníamos una literata en la familia, es una sorpresa positiva. Creo que el tema que elegiste es de mucha actualidad: desde hace algún tiempo a esta parte se ha estado diciendo que la juventud no está ni ahí con participar en las elecciones parlamentarias e incluso, presidenciales aunque actualmente la cosa está cambiando un poquito y la participación está aumentando :hay, cre4o, tres diputados muy jóvenes -dos de ellos eran líderes en la universidad y están tratando de darle un a nueva dirección al parlamente, de hecho han propuesto una ley para reducir la dieta (sueldo) de los honorables en un 50%, o sea, en vez de ganar los $ 8.400.000 que actualmente empezarían a ganar poco más de 4.000.000.
El comienzo del relato es romanticamente descriptivo y el tema refleja la incertidumbre que tiene la juventud respecto a a la cuestión política y el diálogo es directo y claro.