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Presentación de la antología de Letras Bernáculas (9 de noviembre de 2023)

Texto de Valentina Truneanu

Tuve el honor de maquetar la versión impresa y digital de la antología que hoy se presenta. Fui miembro del grupo por cuatro años. Lo conocí en 2012, poco después de su fundación por iniciativa de Cristina Duarte. Me sentía recién llegada a Suiza y me alegró hallar un colectivo de autores latinoamericanos de distintas edades y orígenes. En su cultivo peculiar de la narrativa y la poesía demostraban su bagaje de lecturas y experiencias, y, sobre todo, su sensibilidad y sentido crítico. Letras Bernáculas siempre me hizo sentir bienvenida.

Cuando la entrevisté para el blog cultural que tenía entonces, Cristina Duarte señaló como objetivos de Letras Bernáculas los siguientes:

 Crear, a partir de la lectura y la escritura, un espacio abierto de encuentro e intercambio para la reflexión y la discusión crítica;
 estimular en los participantes el desarrollo de las herramientas y las técnicas necesarias en el proceso de creación del texto literario, y
 afirmar, desde la lengua, nuestra procedencia latinoamericana en nuestra experiencia transcultural.

El nombre del grupo, juego de palabras entre «letras en Berna» y «letras vernáculas latinoamericanas», representa las voces de quienes escriben desde aquí, con el lenguaje de sus países de origen, pero moldeado gracias a la migración, la distancia y el contacto con la cultura suiza.

Letras Bernáculas nos ha brindado un espacio único de encuentro literario y personal, a través de las sesiones en las casas de sus miembros. Por mucho que estemos integrados (o desintegrados) en Suiza, es innegable el valor de un grupo que nos permita desarrollar y compartir nuestra escritura sin cánones ni restricciones. En relatos, poemas y fragmentos híbridos nos hemos identificado, maravillado y exorcizado. Hemos descubierto cuánto nos une.

Tiene mucho mérito que un grupo literario se haya mantenido, fiel a sus objetivos, por más de una década, y, en vez de claudicar, llegue a su punto cumbre con la publicación de una antología.

Desde sus inicios, Letras Bernáculas se presentó en veladas literarias, la mayoría de ellas en espacios culturales de Berna. La publicación de una obra colectiva fue una idea acariciada a lo largo de su historia. Se avanzó hacia ella mediante el cuadernillo con los textos leídos en las veladas, convertido ya en una tradición.

En otras palabras, el grupo siempre tuvo la intención de dar a conocer su producción literaria y llevarla más allá de las reuniones privadas y los eventos abiertos al público. Once años después de su fundación, Letras Bernáculas está listo para darse a leer de un modo en que no lo había hecho antes, un modo que es historia de un grupo, testimonio de una transformación, un interés de mostrar lo que se ha estado compartiendo y gestionando en cada quien.

Esto se manifiesta en la misma estructura de la antología. Su primera parte abarca los textos de cuatro miembros activos de Letras Bernáculas. Estos son, en orden de aparición: Pedro Méndez (de Uruguay), Nancy Wiesmann-Baquero (de Ecuador), Mercedes Iturrizaga (de Perú) y Milován España Barrios (de Bolivia).

El reconocimiento a quienes acompañaron al grupo en sus diferentes etapas se ha reflejado en la segunda parte de la antología. Las autoras y autores invitados son: Cristina Duarte (de Argentina), Ángel Zulueta (de Uruguay), Liliana Friedli-Gumucio (de Bolivia), Mónica Bracher-Ruiz (de Chile), Alejandra Barreto Guerrero (de Colombia), Virginia León Torrez (de Argentina) y Khuno D. Calderón (de Bolivia).

Cada uno de los once autores en este libro realizó su propia selección y presentó su nota biográfica de forma individual. El carácter heterogéneo de Letras Bernáculas ha sido una de sus fortalezas. Por eso, tienen cabida textos experimentales, anécdotas familiares, cuadros de la cotidianidad migratoria helvética y recuentos históricos. Todos juntos crean una estética de la versatilidad de expresión latinoamericana.

Cuando preparé el diseño de la maqueta, quedé fascinada ante los materiales que reconocía de las sesiones privadas y enganchada con los que desconocía.


Aunque mi ficción no aparece en este libro, la huella que el grupo dejó en mí está presente en mi conjunto de relatos El mito de la segunda parte. Sin duda, una huella permanece en todos quienes han formado parte de Letras Bernáculas.


El grupo tiene tres miembros más que no figuran en la publicación porque esta se cerró en 2022 y las autoras se incorporaron este año. Son Jannet Weeber Brunal (de Colombia), Eloísa Hagen (de Ecuador) y Viviana Zepeda (de Chile). Esperamos contar con su lectura para el próximo evento.


La escritura es una actividad solitaria, más aun cuando se realiza en una lengua minoritaria donde ivimos, lo que nos resta oportunidades de compartir y de publicar.

Hay que agradecerle a Letras Bernáculas el espacio que ha abierto para darnos cita con personas de intereses afines y sacarnos del aislamiento nocivo para la creatividad. Felicitaciones a los autores que han emprendido este camino, cristalizado en la publicación de la antología 2012-2022, y les deseo que su libro llegue tan lejos como ellos mismos han llegado a través de la literatura.


Valentina Truneanu

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