Presentaciones

Escrita, contada, leída, vivida: testimonio de una velada


Con el título “Escribir para contarla”, el grupo literario Letras Bernáculas presentó su velada literaria del año 2014. El pasado 21 de noviembre nos reunimos en la sala 009 del PROGR, espacio cultural en el centro de Berna, para leer textos de nuestra propia creación, rodeados de velas, pinturas y una vista nocturna del patio, y acompañados de un receptivo público integrado en el evento.

Sala 009 de PROGR
Todo preparado en la sala para el comienzo de la lectura

Para iniciar la velada, Valentina Truneanu (quien les escribe) ofreció una explicación del nombre del evento, juego de palabras con Vivir para contarla (2002), las memorias de Gabriel García Márquez, un escritor que a nosotros como latinoamericanos nos ha marcado profundamente. Debido a su fallecimiento acaecido el 17 de abril de 2014, se hacía imprescindible un homenaje de nuestra parte. Ante el legado de obras literarias que nos ha dejado García Márquez y que seguirá viviendo aunque él ya no esté, reflexionamos cuánto se perdería de nuestras vidas si no existiera la escritura y, a veces, ni siquiera hablamos de trascender la muerte, sino de momentos y experiencias que se esfumarían de nuestra propia memoria si no fueran escritos y quedarían varados en papeles y discos duros si no fueran leídos. Por eso, escribir, contar, leer, vivir (en ese orden, o en otro, o de modo circular) forman una continuidad que se cristaliza en veladas literarias como las de ese día de invierno en que aún no nevaba.

Público
Los asistentes a la velada «Escribir para contarla»

En esta oportunidad, nos abstuvimos de una secuencia de lecturas establecida de antemano. El programa revelaba por un lado los títulos de los textos y por otro, los nombres de los autores, sin vincular unos y otros. Algunas personas del público recibieron un número al azar, que determinaba el orden de lectura. El poseedor del número elegía el título que deseaba escuchar y entonces el autor del texto en cuestión subía al estrado donde se había dispuesto una pequeña mesa redonda que nos recibió en parejas, modus operandi dirigido armoniosamente por nuestro moderador Ángel Zulueta. La participación de cada autor estuvo seguida de unos minutos de preguntas y discusiones con los asistentes.

Programa
Interior del programa repartido a los presentes

Abrió la sesión de lecturas Pedro Méndez, de Uruguay, con un relato titulado igual que nuestro grupo, en el cual ficcionalizaba su primera experiencia de visita a una de nuestras reuniones mensuales. En segundo lugar, la peruana Matilde Nadig presentó dos poemas: “El baño de mamá negra” y “El culpable fue el piano”, donde la música apareció como tema o ritmo entre los versos.

Pedro Méndez y Matilde Nadig
Pedro Méndez y Matilde Nadig

A esta pareja le siguió Alejandra Barreto, de Colombia. Su relato “Antes de morir” plasmó de modo onírico los últimos momentos de una vida entremezclados con el fin de un amor. Quien ha perdido a un ser querido no pudo dejar de emocionarse con la “Oda a mi madre” de la chilena Mónica Bracher-Ruiz, armada con un juego de contrastes metafóricos.

Alejandra Barreto y Mónica Bracher-Ruiz
Alejandra Barreto (izquierda) y Mónica Bracher-Ruiz (derecha)

En menos de cien palabras, Ángel Zulueta (proveniente de Uruguay) nos mostró “Las vueltas del Aare”, que vincula mito, historia y modernidad en el casco antiguo de Berna. Pocos días después, ese relato fue premiado en un concurso literario de cuentos sobre la ciudad organizado por la asociación Axion Chile. Dimos un salto espacial con Mercedes Iturrizaga, de Perú, quien leyó “Desvelados”, la primera parte de lo que se perfila como una historia de amor enmarcada en las noches limeñas.

Después, me tocó el turno con “Forrest Gump, parte II”, uno de los cuentos que conforman la segunda edición ampliada, corregida y trastocada de El mito de la segunda parte y que trata de la mujer con el coeficiente intelectual más alto del mundo, vista por sus vecinos. Una ventana al pasado nos abrió “Un día de urgencia”, a cargo de la chilena Katherine Canto Castro, que narra la escapada a un concierto, en la época en que no había celulares con los que nos pudieran localizar.

Valentina Truneanu y Katherine Canto Castro
Valentina Truneanu (izquierda) y Katherine Canto Castro (derecha)

Por último, se le preguntó al público si deseaba escuchar un texto más y, ante la contundente afirmación, apareció Cristina Duarte, de Argentina, y presentó de sorpresa “Acerca de una causa no casual”, prosa poética de protesta, que apela a quienes mueren en la lucha por la justicia. Se hizo acompañar por una camiseta negra en el asiento desocupado, en señal de duelo por los ausentes, los que ya no pueden alzar sus voces.

Cristina Duarte
Cristina Duarte

La velada se extendió con el aperitivo, en el que no faltaron alfajores y empanadas argentinas. El éxito de la noche también se lo debemos a la labor tras bastidores de Diana Díaz, Liliana Friedli Gumucio y Nancy Wiesmann, con su atención a los detalles antes, durante y después del evento, en el que esperamos haber dejado una huella con nuestros nueve escritos, así como las personas que los comentaron nos mostraron perspectivas insospechadas de lo oído. Al fin y al cabo, esta experiencia de escribir y contar, leer y escuchar se puede comparar con las palabras introductorias de las memorias de Gabriel García Márquez:

La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.

Letras Bernáculas
El grupo Letras Bernáculas al completo

Más fotos de “Escribir para contarla” en la siguiente galería (clic para aumentar y ver las imágenes por separado):

 

3 Comentarios

  • miguel merino

    Les felicito. Es una manera perfecta para que las raices nativas de sus paises de origen no se pierdan. Continúen con sus creaciones para aquellos que no nos atrevemos a manifestarlas nos llegue la hora de hacerlo. Para ti,Valentina, que tu primogenito llegue a nacer en un mundo un poco ,o mucho mejor, desde todos los aspectos sociales y humanos.

  • MARINA CULTELLI

    Tanto me alegra que en un rinconcito por allá por Berna, nuestras letras anden andantes como dijera Galeano, y que le den un saludo sentido al compañerazo Eduardo, que por ti y por todos los fueguitos qllí reunidos me alegro en el alma de los abrazos