Presentaciones

Vino, empanadas y lecturas

Viernes 23 de febrero, 2018

Letras Bernáculas cumplió 11111 ½ + años. Como ya es costumbre, lo festejó en el Progr, con el frío de siempre pero la sala colmada. El servicio de catering de Tierra Gaucha sigue siendo el adecuado. “Vino, empanadas y lecturas”, es título para un cuento. Para tal festiva ocasión, cuatro de sus integrantes compartieron sus creaciones literarias con el público. Fueron los siguientes:

Mercedes Iturrizaga

Las palabras cayeron del espacio con estrépito. Las palabras pusieron alas a los pies de los primates. Y como Hermes, el de las sandalias aladas, fueron atravesando los tiempos. O como lo describe la autora: “…esos pies fueron irguiendo su columna y se abrió camino hacia la geografía de los Otros”. La palabra se hizo hombre.
El curandero. Cuento andino con poderosas imágenes, como la del curandero: “…debajo de sus faldones [la de los santos] se esconden todos los apus del universo…”. El catolicismo y la cultura quechua comparten un secreto sincretismo. Descripción de un ritual que, transversalmente, desde el título hasta el punto final, contiene la respiración del lector. Un cuento para volver a leer.

Pedro Méndez

Las mujeres de Jesús. “Con una mano se cubría el lanzazo en el pecho, con la otra sujetaba descuidadamente su taparrabo…” El canto de un coro femenino en la iglesia de Ostermundigen inducen al narrador a mantener un diálogo interior con un Jesús sufriente, olvidado y eternamente crucificado.

Ángel Zulueta

Punto Final. “… la historia se ha terminado; se remite a releer, el final está al principio…”
Nada .  ese nada, era algo, que era todo.
Causas. Los enamoramientos son extraños. Cuando se los describe, los enamoramientos son siempre oscuras causas perdidas.
los cuatro elementos. Desde los presocráticos, que no se tiene una definición tan acabada de estos elementos (aire, agua, fuego, tierra). Una joyita. ¿Se tendrá que esperar otros dos mil quinientos años más para una nueva definición?

Alejandra Barreto

El vestido rojo. “…Juan, el vestido que recuerdas, no existe, nunca existió”. Un vestido, las palabras, una obra artística, pueden llegar al grado de belleza, si recubren un algo misterioso, un algo esencial. Por sí solas, sólo son ilusión. Juan es un escritor en decadencia. Marlene una admiradora honesta. Diálogo desafiante, entre lo esencial y la vanidad. Al final Marlene luce un vestido rojo (recurso magistral de Alejandra), pero ya es tarde para Juan. No hay peor enemigo, para un escritor, que la vanidad.

El minuto final para la devolución de los oyentes estuvo simpáticamente señalizado por Cristina Duarte. Los textos leídos provocaron críticas y elogios en un público cada vez más cercano – cautivo, me arriesgaría a decir– de Letras Bernáculas. También arriesgo a decir lo siguiente: ¿Cabe preguntarse si los 11111 ½+ años de Letras Bernáculas les son suficientes para seguir dando sólo pasos? ¿Con el auxilio del mobiliario y las paredes? ¡O ya se cuenta con el valor necesario para correr el riesgo de aquellos de vocación suicida que aferrados tan sólo a papeles en blanco, se arrojan al vacío!
Esto continuará…

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